María Guerreiro

María Guerreiro

Artista Visual. Nació en Algarve, Portugal; portuguesa/argentina. Vive y trabaja en Buenos Aires.

Graduada en las Escuelas Nacionales de Bellas Artes en Argentina.

Se actualizó permanentemente en forma teórica y práctica. 

Actualmente asiste al Centro de Edición de Litografía dirigido por Natalia Giacchetta.

Seleccionada e invitada expone en importantes salones, museos y galerías nacionales e internacionales. Participó en las ferias internacionales de ArteBA, Buenos Aires, Argentina; en la Primera Bienal de Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina; en ArtBO, Feria Internacional de Arte de Bogotá, Colombia; en Arteaméricas, Miami, Estados Unidos; en Affordable Art Fair, NY, Estados Unidos; y en Estampa, Madrid, España participo con el CDE” en las muestras: “Ancestros” Suances, Cantabria, España; “Infancia/Kindheit” Einladung zur Ausstellung, Voitsberg, Austria; “Litografías” Estudio y Art Gallery, Miami Beach, Estados Unidos de Norteamérica, y “Pequeño formato” Villa Angostura, Argentina.

Sus pinturas, grabados y libros de artista, merecieron diversos premios, destacándose el 2º premio por dibujo/grabado en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Florencia Italia 2003.

Olhar gavetas (Ancestros 2023 - 03/2023)


…A la luz.

lo oculto. guardado, velado, escondido como pequeños secretos.

Descubrirlos y mostrarlos.

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Textos

Gaveta I

Cantidad de cartas esparcidas en el cajón.

Observé los sellos de los sobres, era fácil ver destinos y destinatarios.

En las cartas leía arribos y despedidas como si siguieran derroteros asignados.

Como si nunca hubieran dejado de viajar.

… será hasta mañana…

… seguiré escribiendo...

… seguimos fondeados…

… deseo regresar pronto…

… extraño...

Gaveta II

La caja de profundo azul.

Traté de sacar la tapa, fue mucho más fácil de lo que creía.

Pequeñas bolsitas y estuches de joyería.

Era agradable de ver la variedad de color y texturas.

Los aritos abridores de oro. Dijes, corazones, tréboles. 

Una cruz de plata. Otra, la virgen niña.

Una pulserita con tu nombre. La medalla de tu primera Comunión… Silencio.

El libro de misa con las tapas blancas de nácar.

Una medalla de graduación con cintas azules y blancas.

Un anillo de compromiso… Profundo silencio.

Gaveta III

Abrí el cajón.

Viejas fotografías de la familia.

Postales de navidad, año nuevo, religiosas…

En un rincón el estuche con el reloj del abuelo.

… Lo creía perdido.

Cuando enfermó, desprendió el reloj de su muñeca,

tienen que darle cuerda todos los días, nos dijo.

… Se hizo silencio.

Gaveta IV

Gran cantidad de llaves antiguas unidas con cordones y

pequeñas notas que las identificaban.

Casa de los abuelos, sótanos, buhardilla.

Escritorios, biblioteca.

… Abrir el pasado.

Gaveta V

Postales de brillantes colores, con mensajes y saludos,

mostraban diferentes lugares de Europa.

España, Italia, Portugal y muchos más.

Historias… historias, todas pueden ser reinventadas.

Gaveta VI

Entre diferentes cajas vi, con sorpresa, el pequeño estuche rojo.

De pequeña siempre quise saber qué era, la abuela Juana nunca me dejó abrirlo.

Cuántas veces lo sacaba del cajón de su mesa de luz, tantas veces decía lo mismo, “Esto no se abre, no tiene importancia”.

Ahora estaba ahí.

Sólo tenía que abrirlo y saber qué significaba “sin importancia”.

Después de 40 años tenía ese estuche nuevamente en mis manos.

Levante su tapa despacio, sentía a la abuela presente.

Casi pegado al fondo un papel de seda amarillento doblado varías veces, tapaba una alianza.

Lo tomé con cuidado y lo desdoblé, una pequeña esquela decía: “Querida Juana: tus hermanas no quieren que, siendo viuda, vuelvas a casarte con un viudo con tres hijos. Tú, también lo decidiste. Esta alianza que representa mi sincero amor, es tuya. Nunca te olvidaré. Antonio”.

En el interior de la alianza de oro, está grabado “Antonio a Juana - 1935”.

Gaveta VII

Billetes y monedas de otros países, todos de pequeños valores.

Aquellos que se encuentran en los bolsillos del impermeable.

De la propina que no se dio.

O para gastarlos en otro viaje.

O simplemente el que se guardó de recuerdo…

Breves recuerdos!!

Gaveta VIII

Un enorme sobre con tu nombre.

Fui sacando cartones y cartulinas grandes y pequeñas.

Todos eran dibujos, te gustaba mucho dibujar.

Un tren con muchos vagones y pocas ruedas.

Chicos jugando con pelotas de diferentes colores.

Un florero con flores azules.

Viking en casa, nuestro querido perro. Y muchos, muchos más…

Los guardé nuevamente, uno por uno, con cuidado.

… Ya nunca más se repetirán.

Gaveta IX

Recortes de diarios y revistas, con noticias importantes e increíbles.

El bombardeo a la Plaza de Mayo…

Apolo 11 y su llegada a la luna en Julio 1969.

El Mundial de Fútbol de 1978 en Argentina que ganamos.

La guerra en Malvinas… y muchas otras, todas memorables.

Curioso, hoy, infinitas noticias en muchas pantallas y ningún recorte para mañana.

Gaveta X

Cantidad de regalos, todos sin estrenar…

Llaveros chicos y grandes, de cuero y metálicos.

Pequeñas agendas sin usar de años pasados.

Monederos en los que apenas entran algunas monedas.

Cajitas, todas pastilleras, de distintos tamaños y materiales.

... Regalos, algunos ya inútiles, otros para olvidar.

... Gaveta vacía

Gaveta XI

Al abrir, encuentro un antiguo espejo quebrado.

Cinco pedazos, me veo en cada uno de ellos,

como si fuera en otra época.

Trozo I

Estas frente al espejo. No siempre lo haces.

Me detuve a tu lado, vi tu rostro y me asombré.

Acaricio lentamente, cada una de tus arrugas.

Me sorprenden. ¿Tanto hemos vivido?

Trozo II

Ellas tienen palabras no habladas, tienen el espíritu de cada una.

Deja que las acaricie, el espejo te las muestra, como geniecillos saliendo de tu imagen. En cada pliegue de tu cara un hecho, un aroma, una alegría, una lágrima.

Trozo III

Estás frente a tu imagen y descubres este rostro, el más joven se escondió detrás del reflejo, juega entre tu memoria y el presente.

Sigo acariciando, estas suaves narran nuestra infancia, vivir, jugar, llorar.

Trozo IV

Si las líneas de las manos se leen, estos pliegues, suaves y profundos de la piel, cuentan historias.

Aquí cerca de la nariz y la boca, cuentan del amor, feliz, amante, generoso, de la soledad y el trabajo.

Trozo V

Trabajo creativo, vocación, viajes, cuentan secretos.

¿Escuchas las risas alegres? ¡Los chicos jugando…!

El espejo se ilumina.

Voy despacio, algunas son dolorosas, hay un duelo, es como una cicatriz. Mucho llorar. Nunca más fuimos como antes. Nuestra imagen se oscurece. Siguen otros lutos. Llorar y pelear al mismo tiempo. Eso que llaman creatividad, a nuestra manera, nos ayudó.

El espejo enfrente nuestro. Nosotros frente al espejo. ¿Para qué?

Giramos y nos vamos… a seguir viviendo.

Cierro gaveta.

Gaveta XII

Una carpeta con folletos de Ushuaia.

Ahí estaba mi viaje, mi último viaje a Ushuaia.

Conocí el verdadero motivo de ese viaje, recién al final.

Cuando volví a Rio Grande, escribí sobre él, tenia necesidad de hacerlo.

Aquí el escrito...

Un viaje .

Es domingo. Salimos de Río Grande en una combi. Somos ocho pasajeros todos mayores. El chofer tiene como acompañante a su esposa que viaja con una bebé en brazos.

Coloco mi pequeña valija en la parte alta de la combi. Me acomodo en mi asiento al lado de la ventanilla. Me ajusto el cinturón de seguridad , pongo el bolso sobre mis rodillas .

Es un día muy frio. Una larga ruta delante nuestro, anchas mesetas y llanuras con poca vegetación, planicies onduladas .

Lagunas congeladas que permiten disfrutar del patinaje y fuertes vientos son parte de nuestra vida en Rio Grande. Estamos yendo a Ushuaia.

Abro mi bolso ahí esta la carta de Juan, es el motivo de este viaje.-¡En manos de Mercedes por favor! ,me recomendó varias veces. A simple vista tengo todo lo necesario más unos chocolates.

En esta carta, cuenta a Mercedes de sus problemas de trabajo y los motivos que le impiden volver a Buenos Aires. Según comentario de Juan le adelanta una solución. Su solución.

La ruta se ve infinita delante de nosotros. Veo el cielo de los días fríos y con promesa de nevadas. Pero estamos en septiembre, difícil. Entrecierro los ojos. Juan volvió  a repetirme, solo a Mercedes y cuando esté sola.

No solamente problemas de trabajo, también serios problemas de salud.

 Que parecida es la vida a un viaje.

Está haciendo estudios y todo lo que los médicos le piden. Algunos tratamientos pueden dañar su sistema cardiovascular.

Su trabajo era las construcciones de caminos.

Analizaba el clima, en la mayoría de los casos severo que determina la presencia de hielo, nieve o lluvias, con lo que debe tomarse en cuenta sus efectos sobre la seguridad en la circulación y operación de los vehículos. Preparar las rutas para que cumplan su función en esta zona.

Se me ocurre pensar que lo mismo hacen los médicos y los analistas con él.

 Juan no tolera el viento frío de Río grande. Dos años y no pudo acostumbrarse.

Es viudo y está solo. Su hermana Mercedes en Ushuaia cuida, a quien ama profundamente, a su hija Emma de 8 años.

La vida en distintas oportunidades presenta difíciles caminos a seguir, la soledad en momentos penosos, el seguir es la única alternativa. En estos momentos su vida es tan sinuosa como estos caminos. No hay vuelta atrás.

Pienso en la mía, tan apacible y sin nada importante para recordar…la tia solterona .

Comienza a verse la nieve en los senderos hacia las montañas y sobre los árboles. Esta planicie comienza a modificarse, menos mesetas, más sierras y más bosques.

 Bosques de Lengas , Cipreses, Canelos. Ya se ven las altas montañas con nieves eternas. Es una belleza en cambio constante.

El chofer sonríe y le hace muecas a su hija. Estamos en el antiguo camino sinuoso de la pre-cordillera todavía sin mejorar. Vamos subiendo al Paso de Garibaldi veremos el lago Escondido y más adelante el Fagnano. Esta nevando. Quedo mirando la caída de la nieve, tan poética muchas veces y tan alarmante otras.

Algunos autos, quedaron varados en la nieve, auxilios están poniendo cadenas en sus ruedas...Varios gendarmes, detienen y avisan de estar atentos al camino. El chofer, acostumbrado a la zona, mantiene la velocidad moderada. Cada vez la nevada es más fuerte, a la izquierda están las profundidades.

Está oscureciendo, pregunto al chofer mientras sonríe a su hija, si falta mucho, una hora más de viaje, contesta. Quisiera estar llegando, saco un chocolate de mi bolso...voy saboreándolo lentamente deseando llegar pronto. Sigue nevando.

Entramos a la nueva ruta, el camino mas ancho. Me relajo un poco. Por radio están anunciando una de las nevadas mas importantes de este año 2001.

Veo las luces de Ushuaia.

Toco mi bolso. La carta de Juan esta ahí esperando ser entregada a Mercedes.

Iré directamente a casa de ella. La combi se detiene en la agencia. Comenzamos a bajar, cuelgo mi bolso al hombro y recojo mi pequeña valija. El chofer me dice, no hay taxis que la lleven con tanta nieve.

Tendré que ir caminando las 6 cuadras, voy hundiendo mis botas, paso a paso. Van quedando las profundas huellas.

Llego a la casa de Mercedes. Nos abrazamos, entramos rápidamente después de atravesar el pequeño jardín de invierno.

Emma viene corriendo, me abraza y pregunta por su papá. Te manda muchos besos, preciosa..

Cenamos…hablamos de todo. Emma se retira a su dormitorio, Estamos solas frente a la estufa. Le entrego la carta de Juan. Mercedes comienza a leer. ¿Cáncer? pregunta, asiento. Está leyendo la completa información de Juan…pone la carta en mis manos, se toma la cara y comienza a llorar. El final estaba ahí. Te amo hermana, como amo a Emma. En estos momentos, yo, ya no estaré. Dile a la niña que fue un accidente. Juan. 

Huellas  (Ancestros II - 03/2022)


El sempiterno espacio que es nuestro Universo, símbolo de donde venimos y a donde vamos.

Este espacio que pertenece a todos los que lo habitamos, donde el pasado, presente y futuro se unifican. 

Donde la revelación es pasar por el tiempo, dejando huellas...

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